Se reunieron por primera vez en el 2004 en el estado de Nueva York, EEUU. Trece
abuelas provenientes de las llanuras y los desiertos de Norteamérica, de México, de Brasil, de la selva amazónica, del centro de África, del Ártico, de Nepal y el Tíbet. Pertenecen a pueblos indígenas y practican religiones nativas, de las que no tienen libros sagrados, ni han sido nunca oficiales ni obligatorias. De las que no merecen mucha credibilidad. Tienen visiones y hablan con espíritus, reverencian a sus antepasados, curan con hierbas y para sus ceremonias sagradas usan el peyote, la ayahuasca, la planta iboga y otras sustancias. Han tenido vidas durísimas, pero se han convertido en maestras y guías de muchos. Aunque rezan a dioses o espíritus de tradiciones diferentes, todas se han entendido perfectamente. Bendicen el fuego y el agua, aman la naturaleza y quieren para sus nietos un mundo mejor. Son viejas y humildes y no tienen ningún poder, pero esperan irradiar con sus reuniones algo de luz y de esperanza.
Ya hay fecha para la próxima reunión, será del 18 al 21 de mayo del 2011 en Anchorage, Alaska, esta vez en honor de la abuela Rita Pitka Blumenstein, nativa Yup’ik.
Ella fue la que en su niñez recibió de su bisabuela trece piedras y trece plumas para que las repartiera en una reunión de mujeres sabias, cosa que pudo hacer muchísimos años después en el primer encuentro del Consejo Internacional de las Trece Abuelas Indígenas.
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