TINA APRENDE HAIKU
Aquella tarde, cuando Tina regresó del colegio, su madre la encontró rara.
“¿Ya está la cena?”, preguntó Tina quitándose el abrigo. Y a continuación pronunció en voz baja: “Cinco”.“¿Qué estás diciendo?”, preguntó su madre desde la cocina.
La niña escuchó, se quedó pensativa y volvió a decir: “Cinco”.Su padre, que estaba frente al televisor, pendiente del tiempo, anunció: “Mañana habrá borrasca”
Tina respondió en voz alta: “Siete”.La madre salió de la cocina con las mejillas rojas como manzanas.
“¿Qué le pasa a esta niña?”, preguntó sofocada por los humos del guisado.Tina repitió: “Siete”, y empezó a poner la mesa con más energía que de costumbre.
El padre seguía absorto ante los claros, las nubes y las precipitaciones.Al rato apareció la abuela con su esponjoso batín estampado y se sentó a la mesa.
“¿Qué has hecho hoy en el colegio?”, preguntó como siempre.
Tina respondió:
“Hoy ha venido /a clase un japonés /que escribe haiku.”El padre siguió mirando el mapa en la pantalla, la madre removió algo dentro de la cazuela, la abuela levantó las cejas y miró a Tina con atención.
“Nos ha enseñado / a decir lo que pasa /sólo en tres versos”.“Qué cosas más raras os enseñan hoy en día.”, dijo moviendo la cabeza.
De pronto, Tina comentó:La abuela lleva / un calcetín azul / y el otro, verde”
En ese momento, el padre dejó de mirar la tele, la madre salió de la cocina y la abuela se miró los pies.
“¡Pues es verdad!”
“¡Son cinco!” declaró Tina. “Cuatro, más una por acabar en aguda.”Su padre le preguntó, frunciendo la nariz:
“¿Puede saberse de qué estás hablando, Tina?”“De nada raro. / Lo que hago simplemente / es contar sílabas.”
La madre se ajustó las gafas para mirar a su hija.
“¿Quieres hacer el favor de hablar como todo el mundo?”
La niña negó con la cabeza. “El profesor / dice que practiquemos, / y yo obedezco.”
Cuando todos se sentaron a la mesa, Tina dijo:
“Los espaguetis / me parecen lombrices / descoloridas”.La cuchara de la madre salió volando, el padre dio un salto en la silla y la abuela se atragantó.
“¡Como sigas así te vas a tu cuarto!”, amenazó el padre, pinchando un guisante con furia.La niña siguió comiendo en silencio, pero al cabo de unos minutos exclamó:
“Papá se acaba / de hacer un lamparón / en la camisa.”La madre, indignada, le puso el plato en una bandeja y la mandó a su habitación.
“¡Hoy no verás la tele!”
Pero Tina respondió:“Me da lo mismo. / Me lo paso mejor / contando sílabas.”
(Ilustración: Gabriel Alonso)
(Publicado en la revista: "Pequeños héroes" - Valencia)
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