¿Qué pasaría si partiésemos de sentir al alumno como un misterio a desvelar, como una fuente de conocimiento, como un auténtico maestro del que aprender…?
No se trata de intercambiar los papeles, sino de romperlos. Todos en la clase se vuelven maestros de sí mismos y de los demás. Descubrimos a un ser humano que es capaz de sentirse más allá de su mente programada, de sus creencias, de su cultura… Ya no puede ser manipulado, camina al encuentro con su propio poder, se siente el dueño de su vida… Y desde esta conquista ofrece su creatividad a los demás.
Desvelar al creador que todos llevamos dentro podría ser un lema para este tipo de educación. ¿Cómo podríamos llevar a cabo este ambicioso proyecto…?
José Luis, el “profe” de nuestro libro, encontró un camino…. Entró en su clase de veintidós adolescentes y desnudó su corazón… Gracias a esto su inteligencia, a la par que la de sus alumnos, empezó a fluir como nunca… Juntos vivieron aventuras asombrosas… ¿quieres conocerlas…?
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