En la vida, hay veces que deseamos cosas... y las conseguimos.
Pero también hay veces que, por mas que persigamos algo con todas nuestras fuerzas o incluso lo necesitemos muchísimo, no hay forma de conseguirlo.
A veces deseamos darnos un fabuloso baño jugando con el agua bajo el sol del verano y ...¡lo conseguimos!
Pero otras veces -precisamente cuando más nos gustaría hacerlo-, pillamos un molesto resfriado que nos obliga a cambiar de planes. Así es la vida.
A veces, deseamos que nos hagan el regalo que más ilusión nos hace y...¡lo conseguimos!
Pero otras veces, cuando más convencidos estamos de que lo que vamos a recibir, nos regalan justo lo que menos nos podía ilusionar, o ni siquiera eso: nada. Así es la vida.
A veces deseamos ser la mar de guapos, de listos, de divertidos y agradables con la gente y ... ¡lo conseguimos!
Pero otras veces tenemos el día tonto y nos sentimos torpes, horribles, estamos de mal humor, nos ponemos desagradables o metemos la pata. Así es la vida.
A veces deseamos que alguien nos quiera mucho mucho, que nos cuide, que nos mime y ... ¡lo conseguimos!
Pero otras veces, precisamente cuando más estamos necesitándolo, no aparece nadie y nos sentimos muy muy solos. Así es la vida.
A veces deseamos ver recompensado ese gran esfuerzo que hemos hecho y... ¡lo conseguimos!
Pero otras veces, en el último momento de nuestro largo esfuerzo, ocurre algo inesperado y ya nada sale como queríamos. Así es la vida.
A veces desearíamos que lo más agradable y hermoso que nos está ocurriendo, no se terminara jamás. Pero todo -lo mejor, lo peor y lo regular-, un día se acaba y las cosas cambian. Así es la vida.
Siempre deseamos que las personas a las que queremos no desaparezcan nunca.
Pero siempre ocurre que, tarde o temprano, todos dejamos esta vida. Algunos desaparecen cuando ya son muy viejitos, otros cuando aún son jóvenes e incluso otros, cuando todavía son niños. Así es la vida. (Y la muerte).
Pero si un molesto resfriado no te permite el baño, quizá sea el momento de descubrir lo bien que sabes pintar.
Y si te han hecho el regalo más espantoso e inútil del mundo, quizá consigas poner a prueba tu ingenio y convertir en útiles los trastos más inservibles.
Y si un día te sientes torpe, horrible, de mal humor, desagradable y metepatas, quizá estés en la situación ideal para quedarte un ratito a solas y aprender a hablar contigo.
Y si, cuando más estás necesitando los mimos y cuidados de esa persona, resulta que no aparece, quizá puedas escribirle la mejor carta de tu vida.
Y si después de un enorme esfuerzo ocurre lo inesperado; si aquello tan agradable y hermoso sale mal o se termina y todo cambia, quizá en el cambio te encuentres con cosas nuevas, diferentes, pero igualmente agradables, hermosas y además por estrenar.
Y si te ocurre que una persona a la que quieres muere, quizá necesites llorar, sentir dolor, tristeza y hasta una rabia feroz; pero después, tal vez encuentres el más amable lugar donde colocar a esa persona en tu memoria. Y, seguramente, desde ese lugar te acompañará siempre.
Cuando aun poniendo nuestras mejores intenciones, las cosas no salen como deseamos, quizá tengamos que pegarle una patada de rabia, dolor o tristeza a la vida y dejarla como un puzzle desmontado. Seguro que después encontramos otra forma de montarlo.
Así es la vida y...¡NO NOS LA PODEMOS PERDER!