CUANDO APRENDÍ BRAILLE PARA LEER TUS CICATRICES
aprendí también a desafiar todas las leyes de la física.
Me hice funambulista de lunes a domingo. Así averigüé que hay más distancia
entre tu primer y último beso
que entre cualquier antípoda, que volar es cosa de pájaros y mujeres,
que tengo una rama por brazo izquierdo donde dejo que se posen el amor y las letras,
que el viento es el único que sabe de lo que habla. Que, para bien o para mal, o
escribo como beso o no escribo.
Que existe tanta poesía como metros cúbicos de aire puedas abrazar.
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(Ilustración de Lina Dudaite)
martes, 10 de enero de 2012
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