(Ilustración de Lina Dudaite)

domingo, 19 de septiembre de 2010

LA CADUCIDAD DEL “POR SI ACASO”

Una de las razones –¿excusas?– para acumular tontamente cosas es el por si acaso. Me refiero a ese “por si acaso” indefinido. Guardamos chismes que no tiramos “por si acaso" pero no sabemos muy bien que es ese “acaso”.
Es decir, está bien prepararse para un huracán si en tu país son comunes, pero un dominicano que guarde unos esquíes “por si acaso” está haciendo el tonto. Sin llegar a esos extre mos todos tenemos cosas que guardamos para un futuro sin saber muy bien para qué. Y eso se llama miedo.
Somos herederos del miedo de nuestros abuelos, de los desastres de la guerra y las grandes crisis que vinieron, de cuando se inventaron en Ingla­terra los zapatos abiertos para los niños para ahorrar cuero. 
Pero aun que eso pasara es difícil pensar en que aprovecharía tener una figura de un gato que saluda, viejos libros sobre el uso de ordenadores que ya no se fabrican, baterías que ya no entran en ningún electrodoméstico o una montaña de juegos de rol viejos.
No siempre tendrás ejemplos tan claros. Por eso te propongo que pongas fecha de caducidad a todo “por si acaso”. Un día, un mes, un año, es cosa tuya, pero una fecha cierta. No lo estás usando, así que:
    - Mete en una caja o bolsa todos los que tengan la misma fecha de caducidad.
 
    - Escribe la fecha por fuera.

    - Anota la fecha también en tu agenda, o en el móvil.

Al  llegar la fecha acordada, di adiós definitivo a lo que esté dentro. No te molestes en darles “otra oportunidad”, son objetos, no personas.
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